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VENDÈE GLOBE 2024. DUELO HELADO EN LA APROXIMACIÓN A CABO DE HORNOS

VENDÈE GLOBE 2024

DUELO HELADO EN LA APROXIMACIÓN A CABO DE HORNOS

Los líderes de la Vendée Globe se preparan para doblar el mítico Cabo de Hornos hacia las 23:00 horas (hora de París) de la próxima noche, marcando así el final de su travesía por el Gran Sur. Pero ¿quién, Charlie Dalin (MACIF Santé Prévoyance) o Yoann Richomme (PAPREC ARKÉA), tendrá el honor de doblar primero esta famosa punta sudamericana? Por el momento, el suspense sigue intacto, ya que los dos navegantes mantienen un duelo cuerpo a cuerpo. Y no hay final a la vista, sobre todo teniendo en cuenta que el Atlántico parece una bolera perfectamente engrasada para un rápido ascenso. Mientras tanto, los dos navegantes ya saborean la idea de abandonar las gélidas aguas del Pacífico. Detrás de ellos, sus perseguidores siguen luchando contra el frío, el intimidante oleaje del Sur profundo y, para algunos, un viento que parece haberse tomado unas vacaciones en previsión de la Nochevieja.

¿Quién, Charlie Dalin, el hombre de la calma calculada, o Yoann Richomme, el estratega audaz, doblará el Cabo de Hornos en cabeza? De momento, hasta el viento duda en tomar partido. Una cosa es cierta: el Cabo de Hornos no ha visto un duelo semejante desde hace mucho tiempo. De hecho, el más reñido en la historia de la prueba se remonta a 2012. Entonces, François Gabart cruzó la puerta del Atlántico con 1h20 de ventaja sobre Armel Le Cléac’h. “¿Quién se lleva el premio? No lo sé. En longitud, estoy un poco por delante de Yoann. Tendrá que haber muchas derechas para que él pueda rodear la punta sin trasluchar. Por otro lado, debería llegar primero al nuevo viento.

Así que ya veremos”, explica con prudencia el patrón del MACIF Santé Prévoyance. Después de haber doblado los dos primeros cabos de la vuelta al mundo, Good Hope y Leeuwin, en primera posición, al patrón de Le Havre le encantaría firmar un triplete, confirmando el adagio: «nunca dos sin tres». Sin embargo, no es de los que empiezan a decorar el árbol de Navidad antes de haber comprado un pie, sobre todo teniendo en cuenta que las condiciones, aunque manejables, parecen que van a ser relativamente enérgicas frente al archipiélago de Tierra del Fuego durante las próximas horas. “Vamos a tener más de 30 nudos y rachas de 35. En términos absolutos, eso no es mucho. En términos absolutos, no es mucho comparado con lo que podemos esperar en esta zona. La buena noticia es que vamos a pasar bastante cerca del cabo, y de día si mantenemos la ruta”, explica Charlie, que se dispone a doblar el punto más meridional de Sudamérica por segunda vez en su carrera y espera resarcirse de la frustración de hace cuatro años, cuando pasó de noche sin siquiera poder verlo.

Envueltos como cebollas

Nos espera una gran etapa. Estoy contento de volver al Atlántico. Creo que, de hecho, ¡me gusta el Atlántico!”, se reía el navegante, que, no obstante, era consciente de que se había beneficiado de unas condiciones relativamente suaves durante su travesía por el Sur profundo. “Probablemente he sido el más afortunado de toda la flota, ya que no he tenido ni una sola tormenta, aunque sentí el aliento de una muy, muy grande en el cuello en el océano Índico”, recuerda, impaciente por acabar con las temperaturas polares. “Para asegurarme de no pasar demasiado frío, tengo capas y capas de ropa. Estoy deseando poder quitármelas poco a poco”, asegura el navegante, que por el momento sigue abrigado como un hombre Michelin, con unos dedos que parecen más palitos de pescado congelados que otra cosa. Y con razón, en la zona habitable de su barco, la temperatura ha alcanzado un techo de 9°C.

Para algunos de sus rivales, es incluso peor: el mercurio cae en picado y los copos de nieve a veces alfombran la cubierta. En resumen, el frío no se anda con medias tintas: ataca por delante, por detrás e incluso a través de los calcetines. “Estamos en la nevera. Estoy sacando los guantes térmicos, estoy sacando el gorro, estoy sacando todo lo que puedo y tengo que admitir que no es nada fácil. Sin embargo, el tiempo ha sido bastante bueno. Hay la cantidad justa de viento. Si hiciera más calor, sería ideal”, confirma Isabelle Joschke (MACSF), que lucha por mantener sus manos funcionales y su mente concentrada mientras sigue luchando con Jean Le Cam (Tout Commence en Finistère – Armor-lux).

Un pequeño respiro que te hace bien… o no

Al final siempre nos encontramos. Es curioso, porque no tenemos los mismos barcos. De hecho, por eso nos perdemos regularmente antes de volver a encontrarnos cuando cambian las condiciones”, comentó la regatista franco-alemán, bastante encantado de codearse con semejante rival. “Es bonito, pero sobre todo es agradable haber conseguido salir de los aires ligeros, porque al parecer había manera de quedarse atrapada en ellos durante un tiempo”, comentó Isabelle. Algunos de sus rivales siguen luchando en una temible zona de calma plana, haciendo todo lo posible por arañar hasta el último kilómetro en la carretera. Tanguy Le Turquais (Lazare) y Benjamin Ferré (Monnoyeur – Duo for a job) parecen atascados como moscas en papel adhesivo este viernes, sus trayectorias en el mapa parecen más garabatos que rápidos progresos. A largo plazo, esta situación debería favorecer a Sébastien Marsset (Foussier) y Louis Duc (Five Groupe – Lantana Environnement), permitiéndoles recuperar una clara ventaja tras haberse quedado rezagados. La situación es similar más adelante en la flota, donde las diferencias también se abren y se cierran.

No pienses demasiado en el futuro

Con el viento realmente en la manga detrás de nosotros, tenemos que tirar de nosotros mismos. Jugar con las nubes e intentar trasluchar en los momentos adecuados. Ya sea Nico (Lunven), Thomas (Ruyant) o yo mismo, estamos en el mismo lío meteorológico: no nos queda más remedio que avanzar rápido si no queremos ser sorprendidos demasiado rápido por los que vienen detrás, que pueden seguir recto a diferencia de nosotros”, comentó Jérémie Beyou, que debería doblar el famoso Cabo de Hornos el próximo viernes. “Desde la primera depresión en el océano Índico, cuando los tres primeros lograron colarse por debajo de nosotros y ponernos 1.000 millas de por medio, he estado rezando para que hubiera una oportunidad de remontar. No la hubo en el Pacífico. Así que ahora rezo para que así sea en el Atlántico. Sin embargo, me da miedo mirar lo que nos espera allí, pues temo decepcionarme«, añadió el patrón del Charal. Aunque aún queda mucho tiempo para que la situación evolucione -e incluso cambie radicalmente-, podría ser que el dúo formado por Dalin y Richomme se beneficie de un escenario casi perfecto para su ascenso a Les Sables d’Olonne. Según los últimos modelos, podrían llegar a Vendée en sólo 21 o 22 días. Si pensabas que esta regata ya era impresionante, ¡agárrate, porque lo mejor está por llegar!

Fuente y Fotos:

Vendèe Globe

 

 

Author

Jose Ramón Louro