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VENDÈE GLOBE 2024. YOANN RICHOMME, UNA REGATA CASI PERFECTA

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YOANN RICHOMME, UNA REGATA CASI PERFECTA

El más esperado de los novatos estuvo a la altura de las circunstancias. Llegó a la clase IMOCA hace dos años y nunca antes había navegado en el océano Antártico. Se impuso como uno de los grandes protagonistas de la regata, alcanzando a Charlie Dalin en el océano Antártico y consiguiendo presionar al líder hasta el final. En cabeza en Cabo de Hornos, luchando con el ganador hasta el final, consiguió el 2º mejor resultado de la historia de la Vendée Globe. He aquí un repaso a una regata que confirmó su talento y que sin duda le dará ganas de volver dentro de cuatro años.

Aunque estaba programado para rendir, aunque lo había previsto todo, planeado todo, todo, le costó un poco adaptarse. Porque aunque hayas ganado dos Solitaire du Figaro y dos Route du Rhum en el pasado y dos regatas transatlánticas en menos de un año (Retour à la Base, La Transat CIC), es imposible permanecer insensible a lo que supone una salida de la Vendée Globe. Yoann lo vivió plenamente, arrastrado como todos por la ola de emociones. “Cuando ves la multitud a lo largo del canal, te das cuenta de lo excepcional que es lo que estamos haciendo”, confesó en su momento.

El récord y el descubrimiento de los Mares del Sur

Después de eso, llegó el momento de meterse de lleno en la regata y eliminar rápidamente las malditas algas atrapadas en su quilla, que le dieron un pequeño susto tras la salida. Yoann se colocó entre los 10 primeros la 2ª noche y luego tomó el mando de la regata durante un día, el 13 de noviembre, en la latitud de Marruecos. Ya era hora de alargar la zancada y en esta batalla de purasangres, al patrón del “PAPREC ARKÉA” no le faltaron argumentos. El 20 de noviembre, estableció el récord de velocidad en solitario de la regata de 24 horas (551,84 millas), batiendo el récord establecido por Nicolas Lunven (Holcim-PRB) unos días antes y manteniéndolo durante una semana (antes de que Sébastien Simon se hiciera con él).

Durante todo el descenso del Atlántico, Yoann se mantuvo en contacto con los favoritos, nunca muy lejos de Charlie Dalin. Fue uno de los primeros en beneficiarse del sistema de bajas presiones que impulsó a toda la flota desde la costa brasileña hasta el cabo de Buena Esperanza. Lo que siguió fue el océano Antártico, donde se hacen y deshacen tantas leyendas de la Vendée Globe. Esto se confirmó a principios de diciembre, cuando se formó un importante sistema de bajas presiones de camino a las Kerguelens. Se esperaban 60 nudos de viento y olas de 8 metros de altura. Charlie se dirigió hacia el este, mientras que Yoann se vio obligado a posicionarse al noreste. “Eso me da una vía de escape en caso de problemas, sin quedar atrapado por la ZEA”, confió entonces. El navegante logró resistir las dantescas condiciones, pero al mismo tiempo vio cómo el dúo Dalin-Simon ampliaba su ventaja.

La remontada y el duelo

Sin embargo, para Yoann, la suerte está echada. Mientras sus rivales directos se esfuerzan por alargar la zancada tras la depresión, él aprieta el acelerador. Con método y mucha energía, se propuso distanciarse de sus actuales compañeros de juego, pero sobre todo alcanzar a los punteros. Su empeño en todo momento dio sus frutos: realizó una increíble «remontada» de más de 800 kilómetros en apenas un puñado de días. Tras pasar Tasmania, Yoann adelantó a Sébastien (14 de diciembre) y luego a Charlie (17 de diciembre), ¡que llevaba 15 días en primera posición!

Lo que siguió fue una batalla de altos vuelos, una lucha encarnizada entre los últimos corredores mientras se diseccionaban los archivos meteorológicos y se afinaban los reglajes con la máxima precisión. Sébastien Simon, que tuvo que lidiar con un florete perdido, dejó escapar impotente a Yoann y Charlie al final del Pacífico. En ese momento, era el novato el que estaba ligeramente por delante del pelotón: Yoann incluso se permitió el lujo, por 9 minutos y 30 segundos, de doblar el Cabo de Hornos en cabeza y, de paso, establecer el récord entre el Cabo Leeuwin y el Cabo de Hornos (13 días, 9 horas y 13 minutos). Y la batalla se reanuda. Durante siete días más, Yoann se mantuvo en cabeza. Pero Charlie nunca estuvo lejos. El 31 de diciembre, el patrón del “MACIF Santé Prévoyance” recuperó el liderato frente a Brasil.

Tras los pasos de Charlie

Incluso navegando codo con codo, optimizando todo lo que se puede hacer, y siendo ligeramente más rápido en las empopadas, Yoann aún no ha conseguido recuperar el primer puesto. Lo admitió el martes: “Tengo la impresión de que Charlie será un poco más fuerte, pero yo sólo intento mantener el ritmo”. El viernes, las cosas se complican aún más. El patrón, que no había sufrido daños importantes, vio cómo su J0, una de sus velas de proa, caía al agua. Se dispuso a subirla de nuevo a bordo y lo consiguió, pero recuperó una vela desgarrada y completamente inutilizable. El J0 es precioso, sobre todo con vientos ligeros como los que esperan a los patrones desde la punta de Bretaña hasta la llegada.

Pero no es ahí donde se decidirá la victoria. Charlie fue tan constante como siempre, sin flaquear en ningún momento y manteniendo una diferencia suficiente para ganar con confianza. Yoann siguió adelante, sin aflojar nunca y, en la intimidad de su cabina, asimiló el hecho de que la victoria se le había escapado. Nada más hablar, el ganador le felicitó a su manera: “Gracias a Yoann he podido dar la vuelta al mundo en tan poco tiempo. Me obligó a izar lona, a afinar, a darlo todo… Con Yoann, fue un partido increíble”. El patrón del “PAPREC ARKÉA” terminó 2º en su primera Vendée Globe y eso es un primer paso que significa mucho: en la última edición, un novato como él terminó 2º para volver a hacerlo cuatro años después. Se llama Charlie Dalin.

Fuente y Fotos:

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Author

Jose Ramón Louro