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VENDÈE GLOBE 2024. CHARLIE DALIN, A LAS PUERTAS DE LA HISTORIA

VENDÈE GLOBE 2024

CHARLIE DALIN, A LAS PUERTAS DE LA HISTORIA

Charlie Dalin, líder de la Vendée Globe, está a punto de vivir un momento histórico. A menos de 130 millas de Les Sables d’Olonne, avanza con una mezcla de exaltación y prudencia. Cada maniobra se ejecuta con absoluta precisión, cada cambio de viento se analiza cuidadosamente. El tiempo clemente, aunque algo inestable, parece ofrecerle una travesía serena hasta el final de esta aventura. Sin embargo, sigue concentrado en cada detalle, consciente de que, a pesar de la ventaja que lleva, un problema técnico podría poner en peligro su éxito. La idea de convertirse en la primera persona en circunnavegar el globo sin escalas y sin ayuda le inspira un orgullo contenido, templado por una moderación moldeada por la experiencia.Pero las últimas millas parecen interminables: la perspectiva de la liberación amplifica cada instante y pesa cada distancia. Tras 64 días en el mar, el final de esta travesía promete ser único, combinando el desenlace de un desenlace largamente esperado, la realización de una hazaña y la melancolía de dejar atrás una vida despojada y dedicada a lo esencial. Mañana, entre las 05h30 y las 09h30, según las últimas estimaciones, el patrón del MACIF Santé Prévoyance cruzará las últimas fronteras de esta regata. Para este feroz competidor, este momento representará mucho más que una victoria deportiva: será una batalla contra el océano, sus adversarios y él mismo. Al completar este desafío, nos recordará que la grandeza de un navegante se mide tanto por sus victorias como por su capacidad de superarse, de aprender y de soñar cada vez más lejos.

Para Charlie Dalin, es tentador, tan cerca de la meta, dejar que su mente divague hacia lo que le espera: las caras conocidas, las cálidas sonrisas, las palabras que romperán la soledad de los últimos momentos. Pero el patrón lo sabe mejor que nadie: pensar en la meta demasiado pronto significa correr el riesgo de perder el contacto con el presente. A pocas millas de la meta, cada minuto parece estirarse. El tiempo, que parecía pasar tan deprisa durante las primeras semanas de la carrera, de repente se hace más pesado. Es como si el viaje, en un último arrebato, intentara retener a los que están a punto de abandonarlo. “Cuando estás cerca de tu destino, el tiempo pasa un poco más despacio”, comenta Charlie. Este comentario, teñido de filosofía y experiencia, resume a la perfección la extraña paradoja de los momentos finales de una regata tan titánica. Tras más de 64 días de navegación en solitario, luchando contra las tormentas, la calma plana y la inmensidad del océano, el navegante de Le Havre se enfrenta a una última prueba: la prueba de la espera.

Suspensión en el tiempo

Pero esperar no es sinónimo de inacción. Cada milla recorrida es una victoria, pero también un recordatorio del colosal esfuerzo necesario para llegar hasta allí. El viento, inestable y suave, ralentiza su avance, prolongando un poco más la tensión que acompaña al final de su viaje. Sin embargo, no ceja en su empeño. El patrón del “MACIF Santé Prévoyance” ajusta sus velas con el mismo cuidado que el primer día, consciente de que nada puede darse por sentado hasta cruzar la línea de meta. Mañana por la mañana, salvo avería o increíble giro del destino, se convertirá en el vencedor de la 10ª edición de esta vuelta al mundo sin escalas y sin asistencia. Pero, por ahora, sigue plenamente comprometido, concentrado, casi suspendido en este tiempo dilatado en el que el destino parece a la vez cercano y lejano. Esta paradoja se refleja también en sus palabras: “Tendemos a tomárnoslo con calma. El viento, que está cerca del Este, me permitirá volver a bajar virando un poco hacia Les Sables d’Olonne. Intento encontrar el compromiso adecuado para mantener el barco a velocidades aceptables”. Este viento inconstante al final del recorrido obliga a realizar ajustes constantes.

Entre el rigor y la humildad

Siempre es lo mismo: mantener la concentración, descansar, comer bien y poner a punto el barco. Sigo en mi carrera, completamente”, añadió el patrón de Le Havre. Porque, como bien resumió: “Al igual que cuando te vas de vacaciones, el último kilómetro es siempre el más largo”. Y ese último kilómetro resume toda la esencia de su aventura: el autocontrol, la lucha contra el tiempo y la humildad frente a un océano que, hasta el último soplo de viento, sigue siendo imprevisible.

Pronto, sin embargo, Les Sables d’Olonne aparecerán en el horizonte, listos para dar la bienvenida a un héroe. Dependiendo de la hora exacta de su llegada, Charlie Dalin entrará en el famoso canal antes de las 6h45 o después de las 14h00. Para realzar el momento, los organizadores han previsto un espectáculo pirotécnico, una explosión de luz y color a la altura de su hazaña.

Cuando el coraje y los récords van de la mano

Hasta el final, Charlie y Yoann nos han brindaron un duelo magnífico. Ambos han superado sin duda sus límites. La Vendée Globe es una regata de una intensidad extrema, y su batalla es una maravillosa ilustración de la belleza de esta competición que se desarrolla ante nuestros ojos. Charlie, que ha batido numerosos récords y cruzado en cabeza dos de los tres grandes cabos, ha dado muestras de coraje y audacia, sobre todo en el océano Índico, donde se arriesgó a enfrentarse a una gran depresión. Es un premio excepcional”, declaró Alain Leboeuf, Presidente de la Vendée Globe y del Vendée Département. Cuando la calma del mar dé paso a la efervescencia de los muelles, Charlie encarnará mucho más que a un ganador: será el símbolo de un hombre guiado por su ambición, su talento y su inquebrantable determinación. Pero por el momento, sigue siendo un navegante, totalmente dedicado a estas últimas millas, en sintonía con el océano e inspirado por la búsqueda de «su» Vendée Globe.

Fuente y Fotos:

Vendèe Globe

Author

Jose Ramón Louro