VENDÈE GLOBE 2024
EL ARTE DE NAVEGAR SOBRE LA CUERDA FLOJA
Este lunes, Yannick Bestaven (Maître CoQ V), defensor del título, se vio obligado a tomar una decisión desgarradora: retirarse de la regata después de que graves problemas técnicos incapacitaran a su barco para continuar esta travesía épica. Para este navegante, que lleva dentro el espíritu mismo de la aventura y de la superación, esta retirada es un verdadero golpe. El dolor es tanto mayor cuanto que ya había experimentado la amargura de retirarse en 2008, y que se convierte así en el segundo ganador de esta legendaria regata, después de Vincent Riou en 2012, que tiene que retirarse tras haber saboreado la gloria. Este final prematuro subraya la naturaleza implacable de la Vendée Globe, una regata que no deja lugar a la más mínima debilidad, ni siquiera entre los más experimentados. Es un recordatorio oportuno para todos los navegantes en solitario que siguen en la regata. Una regata que entra en una nueva fase decididamente estratégica, tanto para los líderes, que atraviesan un periodo de transición cuando menos aterrador a la altura del cabo Frío, como para sus más inmediatos perseguidores, dispuestos a afrontar una etapa especialmente complicada entre las islas Malvinas y Río de Janeiro. En resumen: a lo largo de la costa sudamericana, se perfila un terreno de juego exigente, en el que cada elección táctica podría dar un vuelco a la clasificación.
«Si no sabes adónde ir, cualquier camino te llevará allí». Esta famosa frase, atribuida al diálogo entre Alicia y el Gato de Cheshire en Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll, va más allá de la simple lógica absurda del cuento. Ilustra el principio de la relatividad de las elecciones: sin un destino claramente establecido, desaparecen los criterios para decidir qué camino tomar. También puede verse como una lección para aceptar la incertidumbre. A veces, avanzar, incluso sin un objetivo claro, es mejor que quedarse quieto. Un concepto simple de teorizar, pero mucho más fácil de tragar en un libro de fantasía que en un barco tambaleante, donde cada elección táctica es como una partida de póquer con cartas invisibles. Yoann Richomme y Charlie Dalin, los dos líderes de la Vendée Globe, se encuentran en este juego de farol a escala real, atrapados en un frente frío frente al cabo Frío, en Brasil. Para ellos, quedarse quietos era imposible. ¿Su única opción? Avanzar lentamente hacia el norte, virada a virada, como un excursionista en una colina embarrada. Es una forma de navegar en la que cada milla ganada va acompañada de un suspiro de alivio… o de una palabrota. “¿Cómo me veo? No tengo ni idea. No sé adónde voy”, admitió el patrón del PAPREC ARKÉA durante la sesión oficial de radio del lunes, mientras permanecía inmóvil en la calma plana, como espaguetis pegados al fondo de una cacerola.
Póquer mental
“Francamente, vamos donde nos lleva el viento. No hay forma de anticipar nada en términos de estrategia. Tomamos lo que tenemos y avanzamos lo más posible en el camino. Es imposible planificar con antelación”, añade el actual líder de la flota, en el mismo barco que su principal rival, Charlie Dalin (MACIF Santé Prévoyance), que vuelve a aferrarse a él como un tenaz bobo. “Nos esperan horas de examen de conciencia y probablemente un poco de enloquecimiento. Quizá uno de nosotros tenga más suerte que el otro. Es difícil evaluar cómo saldremos adelante. Hoy, la diferencia entre nosotros parece mínima, pero podría resultar crucial si queremos salir de esta situación. En realidad no es tan sencillo”, afirma Yoann, que sabe lo importante que es mantener la calma y seguir adelante, aunque acepta que en realidad no tiene el control de las cosas. “No tenemos vientos que duren lo suficiente como para invertir. Es un poco aleatorio, pero sabíamos que el Atlántico Sur sería una auténtica partida de póquer”, explica.
Historias de alas de gaviota
En los momentos de tensión, cuando cada decisión cuenta, la experiencia acumulada a lo largo de los años se convierte en un arma preciosa. Navegar en condiciones exigentes requiere mucho más que un mero dominio técnico: hay que saber compaginar la concentración en el rendimiento del barco con la gestión del propio equilibrio físico y mental. Es un equilibrio sutil, forjado con años de aprendizaje. “En este momento, el nivel de energía es bastante bajo, pero con Charlie estamos acostumbrados a gestionar estos momentos, es decir, los momentos en los que hay que ser capaz de concentrarse en la progresión del barco y conseguir vivir al mismo tiempo que se almacena algo de descanso, aunque nunca sea fácil”, explica el bicampeón de la Solitaire (en 2016 y 2019), que debería volver a encontrar condiciones favorables el miércoles por la noche o el jueves y, a partir de entonces, iniciar un “ala de gaviota” para negociar el Alto de Santa Elena. Este último, que por el momento se encuentra en perfecto estado, también obliga a los perseguidores a redoblar su ingenio y su estrategia para avanzar hacia el ecuador. También tendrán que encontrar la mejor ruta y hacer malabarismos entre la zona de altas presiones atmosféricas y una pequeña baja que se está formando frente a Argentina. “Promete ser una regata compleja”, confirmó Paul Meilhat, que también deberá completar su famosa “ala de gaviota”, es decir, optimizar su recorrido en función de los vientos disponibles, minimizando al mismo tiempo los riesgos asociados a las transiciones meteorológicas.
Algas, viento y esperanza
“Estar en el Atlántico ya es un gran regalo, pero lo que realmente sienta bien es el cambio de ritmo”, declaró Paul Meilhat, que actualmente está rodeando las Islas Malvinas. “Anoche, el ambiente recordaba al de la Solitaria del Fígaro en el Canal de la Mancha, con profusión de kelps, esas grandes algas pardas. Fue bastante agotador, sobre todo porque el viento era bastante inestable a lo largo de la costa. Sin embargo, los colores eran espléndidos, pasando del verde oscuro al verde claro, con matices de turquesa”, relata el patrón del Biotherm, que se muestra optimista, aunque lamenta no haber podido navegar por el estrecho de Lemaire como Sam Goodchild (VULNERABLE). “Creo que fue un buen movimiento, pero no era jugable para mí con los tiempos actuales», finalizó Paul, consciente de que los posicionados más al oeste probablemente obtengan ventaja, al menos al principio. Una cosa es segura: la fase en la que él y su pequeño grupo están a punto de embarcarse promete ser muy estratégica y llena de giros y sorpresas. Es una aventura que requerirá cierta delicadeza. Si el Gato de Cheshire estuviera aquí, probablemente les diría: «No importa por dónde vayáis… ¡siempre que tengáis el viento a favor!”, sentencia Meilhat.
Fuente y Fotos:
Vendèe Globe