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VENDÈE GLOBE 2024. FIN DEL PACÍFICO, COMIENZO DE LOS QUEBRADEROS DE CABEZA

VENDÈE GLOBE 2024

FIN DEL PACÍFICO, COMIENZO DE LOS QUEBRADEROS DE CABEZA

Desde ayer por la tarde, es la hora punta en el Cabo de Hornos. Los patrones de la Vendée Globe pasan a rachas, todos tan apresurados por dar la espalda al Pacífico como un campista que huye de la tormenta en el horizonte. Al final del día, una decena de ellos habrán doblado esta legendaria punta de Sudamérica. Pero sin medallas, sin confeti. Para ellos, es sólo el comienzo de un nuevo rompecabezas a tamaño natural. Después de sobrevivir a semanas de surf frenético en olas gigantescas y un viento que aullaba como una aspiradora gigante, están a punto de experimentar un ambiente completamente diferente: molestos vientos en contra y una navegación en la que cada maniobra podría costarles unas cuantas preciadas canas. Las cosas no pintan mucho mejor para sus perseguidores, que siguen inmersos en la inmensidad del Océano Antártico. Allí abajo, el tiempo sigue siendo caprichoso, y los navegantes en solitario van a tener que enfrentarse a vientos cada vez más constantes, cuando no francamente potentes, a medida que se acerquen a la puerta del Atlántico.

Después de Yoann Richomme (PAPREC ARKÉA), Charlie Dalin (MACIF Santé Prévoyance) y Sébastien Simon (Groupe Dubreuil) a principios de semana, Thomas Ruyant (VULNERABLE), Jérémie Beyou (Charal), Nicolas Lunven (Holcim – PRB), Boris Herrmann (Malizia – Seaexplorer) y Paul Meilhat (Biotherm) han abandonado a su vez el Pacífico, ese patio de recreo infernal donde el tiempo es tan acogedor como un carcelero. Ahora se enfrentan a un nuevo desafío. El viento, que hasta ahora les había empujado como un amigo benévolo (aunque a veces demasiado entusiasta), ha decidido interponerse en su camino. Como resultado, van a tener que trabajar duro en ceñida, virar y soportar sacudidas dignas de un tiovivo roto. “No va a ser como la última vez, cuando pudimos trazar un rumbo muy fino y establecer una trayectoria bastante recta. Esta vez, el patrón meteorológico va a requerir toda nuestra energía y concentración para llegar hasta el ecuador. Va a ser muy intenso. Quizás incluso más que en el Pacífico, donde hubo fases en las que los mares eran complicados pero en las que, al menos, íbamos en línea recta. Esta vez va a ser más dinámico, va a haber más movimiento y las transiciones van a ser ciertamente brutales”, relataba Boris Herrmann, que en los últimos días ha protagonizado una remontada espectacular y ha cruzado la flota con la precisión de un cirujano y el ímpetu de un velocista. Una actuación que confirma su condición de adversario formidable y augura un buen resultado para el resto de la carrera.

Cuando la estrategia y la audacia (re)dictan la regata

Me estoy preparando mentalmente para una semana complicada”, añadió el navegante en solitario. De hecho, los días que se avecinan prometen ser especialmente duros, poniendo a prueba tanto la resistencia física y mental de los regatistas como la solidez de sus barcos. Esta fase requerirá una hábil mezcla de anticipación e instinto… sin olvidar una buena dosis de compostura, ya que es muy probable que, una vez más, ¡el tiempo no siga las reglas!. En resumen: las decisiones que se tomen en la trayectoria de regreso al hemisferio norte prometen ser cruciales, al igual que la gestión de los equipos y los recursos. La paciencia y la perseverancia se combinarán con la audacia: no se tratará sólo de ir rápido, sino de ir bien. A la cabeza de la flota, Yoann Richomme parece estar perfectamente inspirado en estos momentos. El patrón del “PAPREC ARKÉA” ha vuelto a ampliar su ventaja sobre su rival directo, Charlie Dalin. Al situarse al norte de la baja, ha maniobrado hábilmente y ahora se dirige a Río de Janeiro, donde ya se vislumbra una nueva dificultad. ¿Qué está en juego en las próximas horas? Encontrar la mejor forma de atravesar el frente frío semipermanente frente al cabo Frío. El paso ideal promete ser complicado de encontrar y es probable que el domingo y el lunes se presenten un poco complicados, con una serie de pequeños movimientos a realizar, que podrían sentarle bien al patrón del “MACIF Santé Prévoyance”, escondido como un zorro delante de un gallinero, con cara de pocos amigos.

Una venganza gélida

Esperar la oportunidad es también la estrategia adoptada por muchos de los demás competidores situados más atrás en la flota. Una nueva animación está de moda entre la pequeña pandilla de barcos de orza: «Atrapar al Le Cam». Detrás de esta furiosa caza está Benjamin Ferré (Monnoyeur – Duo for a job). Él y algunos otros están decididos a alcanzar a Jean Le Cam a toda costa. Le persiguen «como una jauría de perros rabiosos». Esta descripción es confirmada por Tanguy Le Turquais (Lazare), que no oculta su deseo de unirse a la persecución. Pero el rey Jean, como un viejo lobo de mar, sabe jugar con los elementos y la presión de sus rivales. No es seguro que estos «perros rabiosos» consigan echarle el guante tan fácilmente. “Hemos estado royendo los dientes en las calmas donde vimos alejarse a Jean. Tuvimos un poco de mala suerte porque no bajó mucho. Por eso, tenemos ganas de una pequeña vendetta, de ir a por él”, explica Tanguy, que, al menos al principio, verá cómo se estira la elástica frente a él y, por tanto, su tarea será más dura, pero eso no importa. Aún queda mucho camino por recorrer y, de momento, tendrá que luchar contra otro duro oponente: el frío. “Está helado y húmedo, pero al mismo tiempo, ¡estamos a 60° Sur! A esta latitud, ya no se ven pájaros. Me siento como perdido en el planeta. Me siento realmente solo en el mundo. Hace poco me encontré con Sébastien Marsset (Foussier). Eso me recordó que había una civilización, pero aparte de eso, no hay mucho que sugiera que pueda haber humanos por aquí”, prosigue el navegante de Morbihan, que no se había cruzado con nadie desde el paso de los Doldrums hace un mes, y que ahora le está tomando la medida al océano Antártico, donde el aislamiento adquiere una dimensión casi cósmica.

Bajo las dificultades, lecciones de valor

Para él, el horizonte parece eternizarse, mientras que para otros navegantes, se oscurece mucho más. Yannick Bestaven, en particular, está lidiando con daños en su sistema de timón causados por un problema con la barra del timón (el sistema que conecta los dos timones, que a su vez están conectados a los cilindros de pilotaje). Tras varias horas de trabajo, el patrón del “Maître CoQ V” pudo poner en marcha una solución provisional utilizando cuerdas para gobernar su IMOCA Open 60. Actualmente está trabajando con su equipo de tierra en posibles reparaciones pero, como suele decir Loïck Peyron, está demostrando que los problemas vuelan. Después de haber roto una de sus velas de proa (su Código 0, que cayó al agua) y abollado el borde de fuga de uno de sus foils el martes, y después de haber notado un problema de revestimiento en la plancha de popa de estribor desde hace algún tiempo, ¡eso es mucho para un hombre cuyo cumpleaños es hoy (52 años)!.

La navegante Pip Hare, que ya había tenido que abandonar la regata después de que su monocasco fuera desarbolado hace diez días, llegó esta mañana al puerto de Melbourne (Australia), donde recibió una calurosa bienvenida. Aunque la competición haya llegado a su fin para ella, su valor y determinación siguen inspirando a personas más allá de los océanos.

Fuente y Fotos:

Vendèe Globe

 

 

Author

Jose Ramón Louro