VENDÈE GLOBE 2024
LA SALUD, FACTOR CLAVE DE RENDIMIENTO EN LA VENDÈE GLOBE
Desde sus inicios, las regatas oceánicas siempre han sido una historia de hombres y máquinas, pero la forma de ver esta dualidad ha cambiado con el tiempo. Durante mucho tiempo, la atención se centró únicamente en el rendimiento y la fiabilidad de los barcos. Hoy, la atención se centra en el patrón.
Barcos repletos de sensores
Los barcos IMOCA son un concentrado de tecnología. Navegan a más de 30 nudos, es decir, a unos 60 km/h, con mar gruesa, precipitándose por el largo oleaje, uno se acostumbra al ruido infernal de 100 db, suena una alarma, ¿qué es? ¿Cámara, casco, mástil, piloto, quilla, gruñidor? En estos barcos hay todo tipo de sensores: de tensión, presión, tracción, choque y temperatura, además de los sensores de viento, escora y velocidad que existen desde hace mucho tiempo. Un sensor transforma una magnitud física en una señal eléctrica.
Pero la tecnología no lo es todo. Los seres humanos también son sistemas ultras sofisticados. Con sus propios «sensores» biológicos (como la vista, el equilibrio y la propiocepción), detectan, analizan y reaccionan a su entorno con una rapidez y adaptabilidad que los ordenadores aún no consiguen igualar. Hemos pensado que sería divertido comparar algunos de los sensores de estas máquinas modernas con los sensores del cuerpo humano. Por ejemplo, un barco tiene un manómetro para saber la cantidad de combustible que hay en el depósito o un amperímetro para conocer la carga de la batería. El ser humano, por su parte, dispone de visco-sensores que le dan la sensación de tener la vejiga llena o el estómago vacío.
Algunas de las ventajas están en el lado humano. El cerebro, por ejemplo, puede adaptarse e inventar. Rara vez se rompe, pero puede paralizarse por el estrés. Otra ventaja para los humanos es la velocidad de reacción, que en los humanos no siempre pasa por el cerebro, sino a veces sólo por el bulbo raquídeo, lo que nos permite retirar la mano en caso de quemadura en unas centésimas de segundo, mientras que si un multicasco se inclina, tarda dos o tres segundos en soltar automáticamente la escota para recuperarse si aún hay tiempo.
El patrón, en el centro del rendimiento
En las condiciones extremas de la Vendée Globe, el cuerpo humano está sometido a un estrés intenso: falta de sueño, frío, humedad y niveles de ruido de hasta 100 decibelios en un barco a toda velocidad. Todos estos factores ponen a prueba las capacidades físicas y mentales del navegante.
Por ello, los equipos médicos, en colaboración con los patrones, han desarrollado protocolos para vigilar su estado de salud. El diagnóstico puede incluir intercambios de telemedicina o el análisis de fotos enviadas a través de conexiones por satélite. La gestión del estrés, la prevención de lesiones y la optimización del sueño se han convertido en prioridades para maximizar el rendimiento en el mar.
Un patrón estresado, cansado o lesionado puede cometer errores, mientras que un patrón en plena posesión de sus recursos mentales y físicos podrá aprovechar al máximo las capacidades de su barco.
Una visión integrada del rendimiento
Las regatas oceánicas están evolucionando hacia un enfoque global del rendimiento, en el que la salud del patrón se vigila tan de cerca como la estructura del barco. Los preparadores incluyen ahora aspectos fisiológicos y psicológicos en su entrenamiento, combinando los avances médicos, las innovaciones tecnológicas y la experiencia humana.
En la Vendée Globe, la búsqueda del rendimiento ya no se basa únicamente en el barco, sino también en la resistencia, la concentración y el bienestar del patrón, auténtico «cerebro» de esta compleja máquina. Una revolución que vuelve a situar al ser humano en el centro de esta extraordinaria aventura.
Fuente y Foto:
Dr. Yves Lambert
Vendée Globe