VENDÈE GLOBE 2024
PEQUEÑOS PLACERES Y GRANDES HORIZONTES
En los mares del Sur, tras 42 días de regatas frenéticas, donde el frío cortante y las olas gigantescas dictan su ley, a menudo son los pequeños placeres los que devuelven el color a la vida cotidiana de los patrones de la Vendée Globe. Estos momentos fugaces, robados al ajetreo, se convierten en preciados tesoros. No hay nada como la comodidad de un café caliente, ponerse una prenda limpia, saborear un trozo de chocolate o vislumbrar el tímido resplandor del sol. Estos momentos, por modestos que sean, recargan el alma y recuerdan a estos navegantes solitarios por qué están allí: para experimentar lo extraordinario mientras aprecian lo ordinario. Un frágil equilibrio, suspendido entre la emoción de la aventura y las pequeñas alegrías de la vida cotidiana.
“Físicamente, estoy mucho mejor que hace unos días, tras mi parada técnica en Saint-Paul. Pensaba que estaba a salvo, pero en realidad seguía moviéndome mucho y me golpeé mucho contra el mástil. Ahora estoy haciendo buenas siestas de una hora y empiezo a recuperarme bien de ese calvario. Estoy muy contento de lo que he sido capaz de hacer con los medios de que disponía, pensando bien las cosas y haciendo de MacGyver”, declaró Antoine Cornic (Humain Immobilier) esta mañana temprano. De nuevo en marcha, con su A7 (pequeño gennaker) también reparado, el regatista de Rétais, que superó con garbo sus difíciles problemas en el carril de la mayor tras horas de duro trabajo, saborea esta pequeña victoria que le devuelve la confianza y la energía, sobre todo ahora que acaba de doblar el cabo Leeuwin, segundo gran hito de su vuelta al mundo. “Espero poner fin a esta oleada de roturas, con uno o dos problemas al día, pero estoy contento de estar donde estoy. Es bastante mítico pensar que estamos en los mares del Sur, a 45° Sur”, añade el patrón, que siente una nueva intensidad en su aventura, impulsada finalmente por estos momentos de tensión y lucha, en los que dudas pero perseveras, y que hacen aún más preciosa la travesía. “Disfruto de cada momento con una profundidad renovada: la visita de un albatros, el destello fugaz de un pequeño rayo de sol cuando estás harto de no poder ver el cielo, la satisfacción de que un barco haga surf o la satisfacción de una maniobra exitosa…», detalló el navegante, para quien estos placeres sencillos son un recordatorio de que, en medio de retos titánicos, todavía hay momentos de dulzura que apreciar” termina declarando Cornic.
Entre la dificultad, la resistencia y la esperanza
Es casi la misma historia para Paul Meilhat, que ha vuelto a la pista después de tres días de problemas causados por el agua que se filtraba en su barco IMOCA. “No he resuelto el problema, pero he encontrado algunas soluciones que me harán la vida un poco más fácil y evitarán empapar demasiado el interior del barco canalizando las fugas y desviándolas hacia lugares donde sea fácil bombearlas”, explica el patrón del “Biotherm”, que espera que las condiciones “más prudentes” intervengan en el exterior y, mientras tanto, sigue lanzándose a la lucha como un gato sobre un ovillo de lana. “El hecho de estar en contacto con Sam Goodchild desde hace tres o cuatro días me parece estupendo. También admito que el hecho de no haberme quedado atascado como Sam Davies y Clarisse Crémer ha sido bueno para la moral. Además, corremos el riesgo de alcanzar al grupo de tres que nos precede”, comenta el navegante, que no descarta un agrupamiento, desde Thomas Ruyant (VULNERABLE) hasta Justine Mettraux (TeamWork – Groupe Snef), de aquí a la llegada al Cabo de Hornos.
“Puede ser muy divertido”, afirma Paul, que poco a poco va deseando remontar el Atlántico. “Cambiar de punto de vela, tener un mar un poco más plano, será más cómodo. Ver subir las temperaturas también, pero para eso habrá que esperar otra buena semana”, añade el patrón, que como los demás sufre los incesantes vendavales que caracterizan al Océano Antártico, pero también y sobre todo la omnipresente humedad, esa que se insinúa por todas partes, hasta los huesos, y transforma cada gesto cotidiano en una batalla por conservar una apariencia de comodidad.
Pequeños placeres que calientan el corazón
Con este telón de fondo, los patrones de la Vendée Globe están volviendo a aprender a disfrutar de los placeres sencillos, esas pequeñas chispas de alegría que alegran un día duro y salado. “No hay nada como un café caliente por la mañana”, dice Benjamin Dutreux (GUYOT environnement – Water Family). Y no hablamos de un café chic con una espuma perfecta, no, sino de un café improvisado en una taza abollada. Con el frío que hace, esta bebida se convierte en una fuente de calor casi milagrosa. Cada sorbo es un recordatorio de que, a pesar de las olas embravecidas, aún queda un rinconcito de consuelo. ¿Y el cuadradito de chocolate? En esta vida salpicada de maniobras y cálculos de ruta, este trocito de dulzura es un auténtico capricho. No es sólo chocolate, ¡es una experiencia mística! Por unos segundos, te hace olvidar que estás rodeado de miles de toneladas de agua helada y que la última comida caliente digna de ese nombre se remonta a la época de los dinosaurios.
“Estos pequeños bocados de cacao son esenciales para mantenernos animados”, admite Fabrice Amedeo (Nexans – Wewise), a quien también molesta la falta de higiene a bordo. “Pasan los días y es complicado lavarse. Acabo ‘marinándome’ un poco con los foulies y las botas. Quizá me estoy haciendo viejo, porque antes no me importaba, pero ahora me pesa”, reconoce el periodista-skipper, que sabe que después de días con la ropa empapada y destrozada por el viento, deslizar una prenda limpia sobre la piel se convierte en un momento raro y precioso. Lo mismo ocurre con un fugaz rayo de sol. En estas tierras donde el gris es un color permanente, ver un trozo de cielo azul es como encontrarse con un unicornio. ¿Conclusión? En esta regata donde todo es grandioso -el esfuerzo, las olas, el desafío- son estos pequeños placeres los que nos dan fuerzas. Son la esencia de la vida en el mar, pequeños recordatorios de que incluso en el fin del mundo se puede encontrar un poco de calor, ligereza y luz.
Fuente y Fotos:
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