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VENDÈE GLOBE2024. SUDOR EN LA FRENTE.

VENDÉE GLOBE 2024

SUDOR EN LA FRENTE

Los dejamos al final de la jornada todavía relativamente bien organizados, en una manada compacta liderada a toda velocidad por una liebre con la resistencia de una tortuga. Los volvimos a encontrar de madrugada, dispersos como un rompecabezas por el rompecabezas nocturno impuesto por el cabo Finisterre, que hacía honor a su reputación: ventoso, tormentoso y congestionado como una circunvalación en hora punta.

Finisterre, extremo noroccidental de la Península Ibérica, ¡puede con todo en lo que a dificultad se refiere! Mientras que para los neófitos, o los jugadores virtuales, suele ser el primer (y último) obstáculo contra el que estrellarse, también es un escollo importante para los 40 navegantes de la Vendée Globe. 627 metros para ser exactos, la altura del Monte Pindo, el punto más alto de este conjunto de acantilados de granito, que baña sus pies en el océano Atlántico, provocando que un viento ya de por sí fuerte se acelere y cambie de dirección, dando la vuelta al oleaje y, a menudo, poniendo los pelos de punta a los navegantes que lo bordean.

Pero a menudo tienen que navegar a su lado. Desde 1993, a 18 millas (28 km) de la costa, se ha establecido un dispositivo de separación del tráfico -o «DST», si se quiere brillar en las cenas- para organizar esta concurrida zona de navegación. ¡Sólo se permite la entrada a los numerosos cargueros!

Basta decir que los navegantes de la Vendée Globe se tomaron su tiempo para pensar en esta primera dificultad. “Me gustan estas condiciones en las que el elemento humano está mejor al timón que el piloto automático, y en las que se busca el viento con los ojos y no con los archivos meteorológicos, explicó el patrón húngaro Szabolcs Weöres (New Europe). “Cabo Finisterre siempre es complicado, y parece que podríamos tener más de 30 nudos, ¡así que tenemos que estar preparados!Voy a reducir la superficie vélica y quiero estar seguro de poder maniobrar en cualquier momento”.

Un interior privilegiado

¡Y elegir bando! Porque anoche, todo el mundo tenía que decidir: pasar «por dentro» de la DST, lo más cerca posible de la costa para acortar la ruta y aprovechar la curvatura del viento, pero obligándose a hacer muchas maniobras para mantenerse en esta estrecha franja de mar, que también se comparte con navegantes y pescadores que no están necesariamente tan preocupados por evitar colisiones como ellos. O bien optar por un paso al este de la DST, que alarga la ruta pero evita muchos de los inconvenientes. Todo ello, por supuesto, con una fuerte primera racha de viento, que obliga a un agotador cambio de velas.

¿El resultado de los juegos? El interior de la DST se ha ganado el favor del grueso de la flota en esta décima Vendée Globe, empezando por el líder, Charlie Dalin (MACIF santé prévoyance), sus perseguidores directos, Sam Goodchild (VULNERABLE), Sébastien Simon (Groupe Dubreuil) y Jérémie Beyou (Charal), y la retahíla de perseguidores que les persiguen.

Y no se han sentido decepcionados por la travesía, como Sébastien Marsset, que nos lo contaba desde el asiento de guardia de su IMOCA “FOUSSIER”.

Fuente y Fotos:

Vendèe Globe

 

 

 

 

Author

Jose Ramón Louro