GACETA NÁUTICA CELEBRA SU 15º CUMPLEAÑOS
Ahora que no nos escucha nadie, les haré una confesión. Hemos retrasado todo lo que hemos podido la edición de este suplemento especial sobre los 15 años de GACETA NÁUTICA, que en realidad se cumplieron el pasado mes de julio, y por eso lo publicamos en diciembre. Son dos las razones de esta demora: una, que las urgencias del presente no nos han dejado el tiempo necesario para echar la vista atrás con el rigor necesario hasta hoy mismo; y dos, que observar la estela que una va dejando por la popa es algo que produce vértigo. Caer en la nostalgia entendida como un ejercicio de autocomplacencia o concluir que cualquier tiempo pasado fue mejor son dos lujos que no se pueden permitir personas o entidades, y mucho menos una cabecera con vocación de superación y permanencia como la nuestra. De entrada me gustaría expresar el deseo de que esta pequeña recalada que hacemos para brindar por nuestros primeros tres lustros de vida no sea más que el preámbulo de la continuación de una larga travesía. Quince años, de hecho, son menos de los que habla el famoso tango, aunque los suficientes para platear algunas sienes.
He esperado a que este número especial estuviera editado antes de escribir estas líneas. Las he dejado para lo último, como siempre hago cuando me dirijo a los lectores, para poder condensar con la mayor precisión el sentimiento que me suscita haber navegado a bordo de esta nave durante 15 años.
Los que hacemos Gaceta Náutica podemos (debemos) estar orgullosos de nuestro trabajo ¿quién mejor que uno mismo conoce el valor del propio esfuerzo?–, pero el único juicio que de verdad debe importarnos es el de nuestros lectores y el del sector al que nos dirigimos. Por eso no he querido que este suplemento fuera estrictamente nuestro (en el sentido de que lo escribieran sólo nuestros periodistas), sino que lo hicieran propio quienes todos estos años han estado en el otro lado.
Hemos cedido la palabra a empresarios, a presidentes de clubes, de asociaciones y patronales; a técnicos, a políticos… En definitiva, a las personas que, desde diferentes áreas y responsabilidades, han hecho posible que Baleares sea la única comunidad autónoma de España con un medio de comunicación multiplataforma dedicado a la información náutica de cercanía. Sin un sector potente, diverso e inquieto, GACETA NÁUTICA no tendría sentido. Como bien dice en su tribuna Juan Gual, presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares, la explicación de nuestra existencia como publicación es la fortaleza de la náutica recreativa en estas Islas.
No puedo negar que me he sentido orgullosa (y en algunos casos directamente abrumada) al comprobar que en esta década y media de existencia hemos sabido conectar con nuestro público (mucho más diverso de lo que podría parecer a simple vista) y granjearnos el respeto de dirigentes sectoriales, políticos, navegantes y deportistas. Y ese sentimiento es doble cuando el reconocimiento procede de personas que en algún momento han sido objeto de nuestras críticas –a veces duras, sólo espero que nunca injustas– y que, sin embargo, hoy aprecian nuestra independencia y nos saludan con palabras llenas de cariño.
Me ha interesado, como digo, ofrecer en estas páginas una visión general del mundo náutico que no fuera sólo la nuestra, empezando por la propia recopilación de las noticias más destacadas de estos 15 años. Desde un primer momento tuve claro que esa labor no debía recaer en nadie que estuviera en el equipo desde la fundación del periódico. Quería una perspectiva sin la influencia de los veteranos de la casa. Era muy importante, al menos para mí, que nuestra relevancia fuera juzgada sin prejuicios y consideraciones ajenas a la percepción de un lector, sólo a partir del resultado del trabajo que fuimos capaces de ofrecer en cada momento.
El periodista deportivo Pau Pons, colaborador ocasional de GACETA NÁUTICA (especialmente en nuestra añorada etapa radiofónica), ha realizado un trabajo titánico, analizando con criterio profesional cada uno de los 187 números publicados desde nuestro nacimiento y destilando, como si fuera un alambique, lo más destacado de nuestra vida. El fruto de esta «faena» (en la doble acepción de la palabra) es la credencial más objetiva que podemos ofrecer hoy a nuestros lectores, el escaparate de un compromiso periodístico que nos ha llevado a meternos (en algunos casos literalmente) donde antes nadie lo había hecho, a perseguir cazadores de tesoros, a destapar escándalos, a desenmascarar a jugadores de ventaja, a navegar por los océanos más ignotos de la mano de los héroes locales y, sobre todo, a dar soporte a nuestros clubes y deportistas, desde la base hasta la tecnificación. Todo ello en un único producto que se ha ido moldeando con el paso de los años y que, llegados a este punto, afronta el desafío de adaptarse a los nuevos lenguajes y formatos del periodismo sin renunciar a la esencia que nos ha hecho gozar su confianza. Por favor, no dejen nunca de leernos.
Y como bien dice su directora nunca os dejaremos de leer. La Náutica española creo en mi más modesta opinión os debe un reconocimiento a vuestro quehacer en este mundo. Yo os puedo asegurar que al otro lado del país os sigo y seguiré haciéndolo. Pero creo que mi enhorabuena no solo debe de ser a Elene Pipó como directora de Gaceta Náutica sino también a José Luis Miró a Luis Pomar, a Pepe Quiroga, a Juan Enseñat, a Juan Poyatos y a todos aquellos que con sus artículos y opiniones hacen día a día que desde cualquier rincón podamos estar al tanto de su lectura.
Desde Regatistas-Virtuales solo desearos en este décimo quinto aniversario buena proa y mejores vientos.
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GACETA NÁUTICA